- ¡Ni se te ocurra volver a hacerlo, Ruth! -le digo imaginando el bus pasándole por encima, lo sé, una exageración.
- ¿Por qué?
- Pues mira, porque puede hacer que te caigas debajo y ¡adiós Ruth!
- Y te quedas como un muñeco -le dice Judith, conclusión que saca a sus tres años después de haber visto ya unos cuantos dibujos animados.
- No, me muero -dice ella, se queda pensando y le dice a su hermana-. La que más suerte tiene eres tú. Mira, primero se morirá Papá, luego Mamá, luego yo y tú la última.
- Sí, yo la última -creo que Judith ya no sabía de lo que estaban hablando.
- Entonces -sigue Ruth-, cuando se muera Papá, lloraremos las tres; cuando se muera Mamá, lloraremos tú y yo; cuando me muera yo, llorarás tú; y cuando te mueras tú... no llorará nadie. ¡Ah, pues no! No eres la que tiene más suerte.
Foto tomada de www.psicologosenbilbao.com |
Jaja me parto con esta reflexión filosófica. Y toda hecha por una niña d 6 años, toma ya!
ResponderEliminarSí, sí, llegan ellas solas a unas conclusiones... ;-)
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