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Foto de la película Bates Motel (2013) tomada de |
te lo dije
Yolanda Gil
Jaca
Tarragona,
España
A José Luis. Por el pasado, el presente y el futuro
TE
LO DIJE
Mira que te lo dije, Germán, que esta
chica nos traería problemas. Pero tú, ni caso, erre que erre, detrás como un
perrillo. Lo sabré yo, que te he parido, que como se te ponga una idea en la
cabeza, no hay manera. ¿Creías de verdad que te tomaba en serio? Claro, ¿cómo
no? Ya se dio ella cuenta rápido de lo bobalicón y calzonazos que eres. ¿Para
qué te quería? Germán acércame a casa. Germán préstame algo de dinero. Para
aprovecharse. Te lo dije. Y cuando ya no te necesitase, te tiraría como una
colilla. Si le hubieras interesado, no habría pensado en irse. A saber en qué
cosas sucias estaba metida.
Pero mírala bien, a mí me parece un
sarmiento, que ni tiene carne de donde agarrarla. A ver, explícame qué veías en
esa chica. Además, trabajando de noche. Si todas esas se prostituyen, que yo lo
sé. Eso no es un trabajo para una mujer como Dios manda. Pero, aunque te lo
dije, te dejaste engatusar. ¿Con esta facha que tienes, qué te creías, que la
ibas a enamorar? Y ella, mírala, con esa melena larga y morena y siempre con
minifalda y buen escote. ¿No podía tener al hombre que quisiera? Y te iba a
querer a ti, que siempre has sido un vergonzoso y ni tienes conversación ni
nada. Mil veces te lo he dicho, que son todas unas lobas, que sólo buscan sacar
los cuartos. Cansada estoy de decirte que la única que te va a querer de verdad
soy yo.
Con todo lo que he sufrido y me he
sacrificado por ti y no me das más que disgustos. Sí, me enfado, claro que me
enfado, no me gusta que me desobedezcas. Pero, bueno, todos podemos
equivocarnos y yo te perdono. Eres débil, ¿qué le vamos a hacer? Débil como
todos los hombres, igual que tu padre.
Sí, sí, igual que tu padre. Lo sé, lo
sé. Tú nunca me traicionarías como hizo él. Pero, ¿tengo razón o no? Que no
veis más allá. Que se os pone delante cualquier furcia y os cegáis. Os la ponen
dura y, ¡hala!, hacen con vosotros lo que quieren. ¡Qué majaderos sois!
Anda, ven aquí, ven. Deja de llorar,
hombre, que no es para tanto. Menos mal que estoy yo aquí. Ya lo sé, ya, no has
podido controlarte, que te provocaba y luego no te daba nada, pero, ¿te lo dije
o no, que nos traería problemas? Mira, ella solita se lo ha buscado, tú sólo le
has dado su merecido. Vamos, quítate esa ropa que te la lavo en un momento y
date una ducha.
Y sobre todo, trata de tranquilizarte,
por Dios, Germán. Y de llamar a la Guardia Civil, nada. ¿Qué quieres? ¿Que te
metan en la cárcel? Si nadie os vio cuando se subía a tu coche y dices que se
había despedido del bar, ¿quién demonios se va a preocupar de saber dónde está?
Nada, hombre, esto lo solucionamos nosotros, como hice yo con tu padre. Venga,
ve a ducharte que yo envuelvo a la zorra ésta en una manta. Y luego cava una
zanja, que yo te voy lavando la ropa y limpio el coche. Pero ni se te ocurra
hacerla cerca de la que cavé para tu padre. No. A ver si le vamos a poner una
ramera al lado después de muerto, para que siga disfrutando, el hijo de puta.
Hazla en la parte de más aquí de la huerta. Y ahí que se pudra. Pero, vamos,
espabila, que se nos echa encima el día.