domingo, 24 de agosto de 2014

Te lo dije

Antes de que me publiquen el relato "El hijo de la nodriza" del que os hablo en la entrada anterior, subo el relato que publiqué en el libro "Tic tac tic tac", el libro anual de la Escuela de Escritores del que ya os hablé en otra entrada. El relato se titula "Te lo dije" y en él, una madre un tanto "perjudicada" habla a su hijo. Espero que os guste.

Foto de la película Bates Motel (2013) tomada de es.paperblog.com

te lo dije
Yolanda Gil Jaca
Tarragona, España
A José Luis. Por el pasado, el presente y el futuro

TE LO DIJE
Mira que te lo dije, Germán, que esta chica nos traería problemas. Pero tú, ni caso, erre que erre, detrás como un perrillo. Lo sabré yo, que te he parido, que como se te ponga una idea en la cabeza, no hay manera. ¿Creías de verdad que te tomaba en serio? Claro, ¿cómo no? Ya se dio ella cuenta rápido de lo bobalicón y calzonazos que eres. ¿Para qué te quería? Germán acércame a casa. Germán préstame algo de dinero. Para aprovecharse. Te lo dije. Y cuando ya no te necesitase, te tiraría como una colilla. Si le hubieras interesado, no habría pensado en irse. A saber en qué cosas sucias estaba metida.
Pero mírala bien, a mí me parece un sarmiento, que ni tiene carne de donde agarrarla. A ver, explícame qué veías en esa chica. Además, trabajando de noche. Si todas esas se prostituyen, que yo lo sé. Eso no es un trabajo para una mujer como Dios manda. Pero, aunque te lo dije, te dejaste engatusar. ¿Con esta facha que tienes, qué te creías, que la ibas a enamorar? Y ella, mírala, con esa melena larga y morena y siempre con minifalda y buen escote. ¿No podía tener al hombre que quisiera? Y te iba a querer a ti, que siempre has sido un vergonzoso y ni tienes conversación ni nada. Mil veces te lo he dicho, que son todas unas lobas, que sólo buscan sacar los cuartos. Cansada estoy de decirte que la única que te va a querer de verdad soy yo.
Con todo lo que he sufrido y me he sacrificado por ti y no me das más que disgustos. Sí, me enfado, claro que me enfado, no me gusta que me desobedezcas. Pero, bueno, todos podemos equivocarnos y yo te perdono. Eres débil, ¿qué le vamos a hacer? Débil como todos los hombres, igual que tu padre.
Sí, sí, igual que tu padre. Lo sé, lo sé. Tú nunca me traicionarías como hizo él. Pero, ¿tengo razón o no? Que no veis más allá. Que se os pone delante cualquier furcia y os cegáis. Os la ponen dura y, ¡hala!, hacen con vosotros lo que quieren. ¡Qué majaderos sois!
Anda, ven aquí, ven. Deja de llorar, hombre, que no es para tanto. Menos mal que estoy yo aquí. Ya lo sé, ya, no has podido controlarte, que te provocaba y luego no te daba nada, pero, ¿te lo dije o no, que nos traería problemas? Mira, ella solita se lo ha buscado, tú sólo le has dado su merecido. Vamos, quítate esa ropa que te la lavo en un momento y date una ducha.

Y sobre todo, trata de tranquilizarte, por Dios, Germán. Y de llamar a la Guardia Civil, nada. ¿Qué quieres? ¿Que te metan en la cárcel? Si nadie os vio cuando se subía a tu coche y dices que se había despedido del bar, ¿quién demonios se va a preocupar de saber dónde está? Nada, hombre, esto lo solucionamos nosotros, como hice yo con tu padre. Venga, ve a ducharte que yo envuelvo a la zorra ésta en una manta. Y luego cava una zanja, que yo te voy lavando la ropa y limpio el coche. Pero ni se te ocurra hacerla cerca de la que cavé para tu padre. No. A ver si le vamos a poner una ramera al lado después de muerto, para que siga disfrutando, el hijo de puta. Hazla en la parte de más aquí de la huerta. Y ahí que se pudra. Pero, vamos, espabila, que se nos echa encima el día.

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