En marzo o abril del año pasado, una
mañana, por la Playa del Miracle, oí un parloteo. No era un trino de pájaro de
los habituales que hay en Tarragona. En un árbol vi tres pájaros algo más
pequeños que una paloma, verdes, de pico grande y con las plumas de la cola
largas. Loros, cotorras, papagallos,… No lo sé, mis conocimientos en
ornitología son muy limitados. El caso es que no son aves locales. Pensé que
alguien los había soltado, cansado de ellos o por no poderlos atender. O que se
habían fugado de una jaula mal cerrada. Me dieron pena, les di unos días de
vida.
Sin embargo, he seguido
viéndolos. No cada vez que he pasado por allí, pero sí cada cierto tiempo. Pasaron
del paseo de la playa a la zona del Fortí de la Reina. Y las últimas veces los
he visto en las ramas de los árboles de una casa del Paseo Rafael Casanova. Esta
mañana he vuelto a verlos. Siempre en el mismo árbol de la misma casa del mismo
paseo. Yo iba corriendo, pero me he parado a hacerles una foto (mis hijas, cada
vez que les hablaba de los pájaros verdes, me pedían una foto) y esta vez había
nada menos que seis. Si el grupo sigue creciendo acabarán siendo incluidos en
la lista de fauna local.
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Estos son los loros, cotorras o papagallos. Hay tres que se ven a primera vista.
Los otros tres están en las ramas más bajas de la derecha.
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En Tarragona el clima es bastante
suave, aunque este otoño ha habido varios días de viento muy violento, alguna
tormenta fuerte y un par de días de bastante frío. Pero ellos siguen allí,
aguantando en libertad. Me alegra ver que sobreviven. Está claro que los
animales nos dan mil vueltas. Las personas vivimos con tantas comodidades y nos
hemos habituado tanto a ellas que cualquier contratiempo o salida de nuestra
zona de confort nos supone un problema.
Sin embargo, ellos han sabido adaptarse, si los liberaron o se escaparon, se han
apañado para comer y resguardarse (y juro que con las palomas y las gaviotas
tienen que tener mucha competencia, porque, sobre todo las primeras, son
legión). Supongo que alguien de la casa cercana a su árbol les da algo para
comer, por eso vuelven allí desde hace tiempo, y que se han buscado algún hueco
donde dormir y guarecerse. Imagino que está en su ADN y da igual que hayan
nacido en cautividad: si recobran la libertad, recuperan sus habilidades. Un
gran aplauso para ellos. No me veo sola en un bosque o en una isla y
sobreviviendo… Mi ADN está tan atrofiado como el del resto de la Humanidad.
NOTA (día 16/01/2018): Publiqué la foto en las redes y me dicen que son cotorrillas argentinas (Myiopsitta monachus), que son una especie invasora y que, si no se toman las medidas adecuadas, se convierten en plaga. Que los gorriones, las palomas y otras aves urbanas tienen serios problemas con ellas. Que avise al SEPRONA de la zona para que actúe. Eso haré.
NOTA (día 16/01/2018): Publiqué la foto en las redes y me dicen que son cotorrillas argentinas (Myiopsitta monachus), que son una especie invasora y que, si no se toman las medidas adecuadas, se convierten en plaga. Que los gorriones, las palomas y otras aves urbanas tienen serios problemas con ellas. Que avise al SEPRONA de la zona para que actúe. Eso haré.
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