jueves, 2 de mayo de 2013

Vecinos... De tal palo, tal astilla.

En una escalera de 14 vecinos te encuentras de todo. Y no digo ya en toda la comunidad, que hay diez escaleras... Pero hoy querría dedicar este blog a los vecinos antisociales. Son esos que ni te dan los buenos días cuando te cruzas con ellos. La primera vez piensas que, como todos somos nuevos, no te conocen y los disculpas. Aunque existe una cosa llamada educación, algo que normalmente te enseñan en casa, y por la cual, si te cruzas con alguien en el ascensor, los garajes, la escalera, el portal,... lo suyo es decir al menos "Buenos días". Y esto no implica nada más, no hace falta hablar del tiempo, ni intercambiarse teléfonos, ni invitar a cenar, ni nada más, que quede claro.

Imagen tomada de sociedadesbinarias.blogspot.com

Bueno, pues en mi caso los antisociales viven en el entresuelo. Hasta hace dos años, que no tenían hijos, su comportamiento era ese, de absoluto aislamiento respecto al resto de vecinos. Comprendo que uno quiera guardar su intimidad, de acuerdo, pero tener educación es lo mínimo que se pide. Entraban y salían como fantasmas, pasaban por tu lado y ni pío. Claro, al principio piensas "¿Será sólo conmigo?¿Qué habré hecho?". Pero luego, cuando empieza a haber más confianza con todos los vecinos te das cuenta de que no, que el problema lo tienen ellos.
 
El caso es que fueron padres hace dos años, ¡ah! Y parece que ahora la cosa ha cambiado. No entiendo muy bien que alguien que pasa de la gente, de repente, sienta la necesidad de relacionarse para que su criaturita tenga con quien jugar en la piscina comunitaria cuando llegue el momento. Si son de una manera, no entiendo por qué quieren que su hija sea de otra. A lo mejor es que no son felices siendo como son. En fin.
 
El caso es que hoy, bajábamos en el ascensor a la hora de ir al cole. Al llegar al entresuelo, se para y al abrirse las puertas vemos a la madre y a la hija:
- Vamos, entra - le dice la madre.
- No - dice la niña dando un paso atrás.
Entra la madre para que la peque también lo haga y la antisocial-junior da otro paso atrás y repite "No".
- Perdón - me dice la madre de la criatura muerta de la vergüenza mientras salía de nuevo al rellano.
Yo hubiera querido responder con un "No te preocupes" o algo así, pero, sinceramente, no me ha salido, ¡qué pereza!, que además íbamos con el minuto pegado al pompis y sólo me hubiera faltado perder el bus gracias a ellas. A un pelo he estado de decirle "De tal palo, tal astilla, así aprendes", pero me he controlado, me gusta pensar las palabras que van a salir por mi boca. Así que las puertas se han cerrado dejándolas en el rellano:
- Mamá, ¿por qué no han entrado? - me dice Ruth, que a sus seis años no ha entendido lo absurdo de la situación.
- Bueno... - mi mente buscaba una respuesta adecuada - Pues no lo sé seguro, igual es que la niña quería ser la capitana del ascensor y, como ya estábamos nosotras dentro, no podía serlo y ha preferido esperar a que venga vacío... - menos mal que tengo inventiva.
- ¡Ah! - dice Ruth con cara de seguir sin entender.
 
Otra vez me venía a la boca lo de "de tal palo, tal astilla", sólo que si le digo esto a Ruth tendría que explicárselo bien y corro el riesgo de que la próxima vez les diga ella algo tipo: "¿Por qué no os gusta ir con más gente en el ascensor?". Porque mis hijas son todo lo contrario, la socialización y la apertura llevadas a su máxima expresión, que hablan hasta con las señoras de la limpieza de los portales por los que pasamos de camino a la parada del autobús.
 
Pero es la verdad, la niña se comporta según lo que ha mamado en casa. Está bien que intenten socializar un poco por el bien de la niña, pero cuando uno lleva grabado a sangre y fuego un comportamiento, es difícil sacudírselo y los hijos, esponjas que todo lo absorben para bien y para mal, repiten nuestros comportamientos. Así que yo me lo voy a mirar, porque si mis peques hablan con todo pichichi, será porque yo también voy dando palique hasta a los árboles ;-)

3 comentarios:

  1. Genial la entrada del blog!!

    Yo, gracias a dios, no tengo vecinos de esos en el portal pero sí en el de al lado. Y ni los buenos días oye!. Al gJ le motiva cruzarse con ese tipo de gente porque SIEMPRE les da los buenos días y al final consigue que le saluden. Es una chica en concreto que nunca saluda y una vez nos la cruzamos juntos y saludó y le dije al gJ "pero si a mí nunca me saluda!" y él todo orgulloso me dijo "a mí sí, me ha costado pero lo he conseguido!". jajaja, supongo que lo hace por educar a la gente!

    y respecto a lo de que los críos no se cortan un pelo, te cuento una anécdota: al poco de empezar a vivir en esta casa un vecino (unos 5 años) le preguntó en el ascensor a gJ si es verdad que es policía... jajaja.... seguro que en su casa alguien lo comentó (casualmente el que vive en nuestro mismo piso del portal de al lado es policía municipal) y como los peques no tienen vergüenza!!

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  2. Jajaja, bien por gJ, yo también soy de las de insistir "¿No quieres arroz? Pues toma, dos tazas". Lo que pasa que lo mío no es en plan educativo, noooo, lo mío es en plan desafío, a ver quién aguanta más, si yo saludando o ella/él haciéndose el sueco. Con esta aún estábamos en yo saludo y ella no, pero a partir del momento ascensor de hoy, no sé por dónde irá la cosa :D
    Y sí, efectivamente, mucho ojo con lo que se comenta de los vecinos, los conocidos o los amigos en casa, que los peques no tienen vergüenza, ni picardía ni pelos en la lengua, jajaja... Mmmm me está viniendo la idea de otra entrada...

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  3. Pues hoy ha vuelto a pasar, hoy iba con el padre en vez de con la madre y la misma jugada, entra él y la niña retrocediendo y el padre ha tenido que salir... ¡Qué manera de hacernos perder el tiempo!

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