sábado, 10 de marzo de 2012

El amor

Esto lo escribí hace casi un mes, en vísperas del Día de los Enamorados. Lo hice en italiano, así que como lo he traducido igual hay alguna cosa que suena un poco rara... Lo publico hoy como homenaje a mi abuela materna, Abuelita Sebastiana, que hoy hace 15 años que nos dejó. Fue una gran madre y una gran abuela que dejó, creo que en todos nosotros, una huella imborrable.

Antes de nada, tengo que decir que el Día de los Enamorados no lo he celebrado nunca: de todas las fiestas “inventadas” es la que más me resbala. Parece que sea obligatorio decir cuánto quieres a tu pareja y, sobre todo, demostrarlo. ¡Pero no hay que preocuparse! Todas las tiendas, sitios web, centros comerciales se ocupan de darte preciosas y románticas ideas con las que sorprender: un romántico viaje a París o Venecia, un diamante, un fin de semana en la montaña, una cena a la luz de las velas o junto a la chimenea,… y suma y sigue hasta la clásica cajita de bombones con forma de corazón. ¡Oh, no! ¡Qué faena! A mi marido le gusta el chocolate blanco y a mí el negro. ¿Cómo podremos compartir la cajita de bombones? Si no la compartimos, ¡ya no es romántico!

Por eso, por este “falso” amor que se respira en estos días, he decidido escribir sobre el amor de verdad, pero no el de los cuentos y fábulas, sino del amor que dura para siempre, del sincero y que mira en el interior.

El 01 de enero de 1997 toda la familia Jaca, o sea, la familia de parte de mi madre, salió de casa para hacer una foto de grupo. En marzo iba a cumplirse el 50º aniversario de bodas de los abuelos y queríamos regalarles un árbol genealógico con las fotos de todos y la foto de grupo: los abuelos, sus tres hijas, los tres yernos y los siete nietos, de los que yo soy la segunda. Lamentablemente, mi abuela, Abuelita Sebastiana, entonces estaba enferma, tenía cáncer y, en aquel momento, sabíamos que ya no había solución posible. Aunque hacía frío, estaba despejado y brillaba el sol, pero nada más salir de casa, las nubes taparon el sol y mi abuela se lamentó. De repente, mi abuelo, Abuelito José, le dijo: “Normal que se haya escondido el sol, tenía que dejar el sitio para el sol que acaba de salir”. Todos empezamos a reír contentos de escuchar las bonitas palabras de Abuelito. Esas palabras se quedaron grabadas en mi memoria, me dejaron muy sorprendida. Yo no había oído nunca a mi abuelo hablarle así a mi abuela. Ni siquiera recuerdo haberles visto besarse nunca. Ni hacerse un regalo. Sin embargo, no tenía ninguna duda de que se querían, pero no los había visto nunca demostrarlo en público. Abuelito se mostró muy cariñoso con Abuelita aunque estábamos todos delante, imagino que quería hacer más dulces los últimos meses de vida de su mujer. Después de casi cincuenta años de matrimonio, con alegrías y con penas, y a pesar de la enfermedad que les separaría, el amor conseguía salir a la luz.

Abuelita Sebastiana nos dejó en marzo, una semana antes de su aniversario. El cuadro con el árbol genealógico y las fotos se lo enseñamos, quién sabe si se dio cuenta de lo que era porque ya estaba ingresada en el hospital, agotada. Abuelito José estuvo siempre a su lado, hasta el último suspiro.

Hoy, que los matrimonios duran un abrir y cerrar de ojos, que no aguantamos las costumbres, raras o no, de nuestra pareja, que después de la primera discusión decidimos que no tenemos caracteres compatibles, que no sabemos escuchar, ni perdonar, ni pedir perdón. En resumen, hoy que estamos viciados y somos caprichosos y egoístas, pienso en ellos y en su modo de quererse, tranquilo, sin demasiados cumplidos ni adornos, discreto. Y me pregunto cómo es posible que ahora el amor se base en los regalos, en las cosas materiales y en el hacer ver a los demás cuan perfecta es nuestra relación de pareja.

Abuelito José nos dejó en el 2007, diez años después de Abuelita. Si hay algo después de la muerte, un paraíso, una reencarnación, no sé, espero que se hayan reencontrado. Y yo espero poder releer estas líneas dentro de cuarenta años en compañía de mi marido porque querrá decir que hemos conseguido tener un amor como el de mis abuelos.

2 comentarios:

  1. Que emocionante Yolanda, me gustó muchísimo este relato dedicado a tus abuelos, está escrito con mucho sentimiento y ¡cuanta razón tiene!, el amor tiene que ser así, tanto materialismo como tenemos ahora y no aguantamos ni un pelo….estoy muy de acuerdo contigo…algo ha pasado con esta independencia de la mujer, pero ya sabes que en España somos de extremos, pasamos del blanco al negro y nos saltamos toda la gama de colores….yo abogo por un termino medio….Gracias por compartir este relato con nosotros….un abrazo grande!!!!

    Anabel

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  2. Gracias a ti, Anabel. Nos vamos leyendo ;)
    Un besazo

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